Una vez tuve un sueño, soñé que alguien me decía, que en el fondo de mi vientre un corazón latía.
Pronto me di cuenta que no era fantasía, que mi sueño tan deseado, en realidad se convertía.
Y esperé con paciencia, anhelando ese día, en que pudiera conocerte y explotar de alegría.
Ahora estás en mis brazos y agradezco cada día, por el mejor de los regalos que me han hecho en esta vida.
Manuel se llama mi sueño, Manuel es toda mi vida, Manuel es mi hijo amado y mi eterna alegría.
Amo observar tus ojitos que me miran con dulzura y esa sonrisa suave que demuestra tu ternura.
Me gusta cuando te mueves, cuando duermes y respiras, cuando lloras y te ríes, cuando tan solo escuchas.
¿Sabes pequeñito mío? Eres todo en mi vida y eres por supuesto,
mi felicidad compartida; eres un ángel del cielo que ha caído en mis
brazos un día, y desde ese día supe que jamás te dejaría.
Que estaremos juntos siempre aprendiendo a caminar por la
vida, y crecerás feliz hijo mío, se lo he prometido a María, y te
conduciré cada día por el camino de la verdad, por ese camino bueno que
haré que tu alma vibre de felicidad, porque serás bebé, un ser humano
dispuesto a ayudar a tus hermanos y ser un tipo honesto.
Te lo repetiré una y mil veces, nunca te alejes del cielo,
porque aunque parezca lejos, entre nosotros lo tenemos y Dios nos
muestra día a día que no es complicado tenerlo, solo basta el amor y la
bondad, la solidaridad y el respeto, la verdad y la humildad y ese
cariño sincero, que te dará tantas risas, tantos amigos y afectos...
Y yo amorcito mío, entregaré mi vida a tu crecimiento, te
enseñaré a reír y a llorar, a hablar y caminar; correrás a mi lado
cuando tengas miedo o cuando solo quieras jugar.
Nunca temas hijo mío, porque siempre estaré contigo y cuando
el dolor invada tu alma, recogeré tus espinas, liberando tu corazón de
aquello que te lastima.
Julieta Arduino
FUENTE:CIBERNOTAS.COM