Hay
quienes viven encadenados a un fracaso o a una herida que nunca deja de
supurar. Son personas que se amargan hoy porque hace veinte años su
madre no los quiso, porque no pudieron estudiar lo que querían, porque
su pareja los traicionó, porque perdieron injustamente su trabajo, o lo
que sea.
No han perdonado ni se han perdonado ese viejo dolor, y
están ahí, dándole vueltas a su amargura, torturándose con sus errores
y sus rencores. Como dice Martín Descalzo, parecen estatuas de sal que
no logran vivir el presente de tanto mirar hacia atrás.
Hay
otros que también viven centrados en el pasado, pero estos no por
amargura sino por añoranza, son esas personas que no les gusta el
presente pero tampoco tienen el valor necesario para mejorarlo y por
eso dedican sus pocas energías a lamentarse y a suspirar por otros
tiempos supuestamente mejores.
El presente que
tenemos es en buena medida resultado del pasado que ellos hicieron. El
pasado es útil en la medida que ilumina el presente y alimenta el
futuro, en la medida en que deja de ser pasado y se convierte en
acicate para el presente y no en estéril añoranza.
Los
que viven encadenados al pasado suelen estar también intimidados por el
futuro. Es un miedo que paraliza y consume a las personas, como esas
arañas que primero anestesian e inmovilizan a sus víctimas para luego
devorarlas poco a poco.
Otros viven condicionados
por el futuro, porque aplazan todo lo que les cuesta. No se atreven a
eludirlo directamente, y por eso recurren casi inconscientemente a
retrasar todo lo que se les pone un poco cuesta arriba. No se sienten
con ánimos y enseguida lo dejan para otro momento, que muchas veces
jamás llega.
De manera semejante a como algunos consumen marihuana o cocaína para eludir por un tiempo disfrazando la realidad de
la vida, así se fugan al pasado o al futuro aquellos que no tienen el valor de tomar con fuerza las riendas del presente.
Es
preciso hacer hoy lo que tenemos que hacer hoy, y tomar conciencia de
que sólo el presente existe en la realidad y desde ahí tratar de ser
feliz y hacer felices a los demás, aceptando con paz y amor cada
situación que la vida nos presente.
FUENTE : EMAIL
quienes viven encadenados a un fracaso o a una herida que nunca deja de
supurar. Son personas que se amargan hoy porque hace veinte años su
madre no los quiso, porque no pudieron estudiar lo que querían, porque
su pareja los traicionó, porque perdieron injustamente su trabajo, o lo
que sea.
No han perdonado ni se han perdonado ese viejo dolor, y
están ahí, dándole vueltas a su amargura, torturándose con sus errores
y sus rencores. Como dice Martín Descalzo, parecen estatuas de sal que
no logran vivir el presente de tanto mirar hacia atrás.
Hay
otros que también viven centrados en el pasado, pero estos no por
amargura sino por añoranza, son esas personas que no les gusta el
presente pero tampoco tienen el valor necesario para mejorarlo y por
eso dedican sus pocas energías a lamentarse y a suspirar por otros
tiempos supuestamente mejores.
El presente que
tenemos es en buena medida resultado del pasado que ellos hicieron. El
pasado es útil en la medida que ilumina el presente y alimenta el
futuro, en la medida en que deja de ser pasado y se convierte en
acicate para el presente y no en estéril añoranza.
Los
que viven encadenados al pasado suelen estar también intimidados por el
futuro. Es un miedo que paraliza y consume a las personas, como esas
arañas que primero anestesian e inmovilizan a sus víctimas para luego
devorarlas poco a poco.
Otros viven condicionados
por el futuro, porque aplazan todo lo que les cuesta. No se atreven a
eludirlo directamente, y por eso recurren casi inconscientemente a
retrasar todo lo que se les pone un poco cuesta arriba. No se sienten
con ánimos y enseguida lo dejan para otro momento, que muchas veces
jamás llega.
De manera semejante a como algunos consumen marihuana o cocaína para eludir por un tiempo disfrazando la realidad de
la vida, así se fugan al pasado o al futuro aquellos que no tienen el valor de tomar con fuerza las riendas del presente.
Es
preciso hacer hoy lo que tenemos que hacer hoy, y tomar conciencia de
que sólo el presente existe en la realidad y desde ahí tratar de ser
feliz y hacer felices a los demás, aceptando con paz y amor cada
situación que la vida nos presente.
FUENTE : EMAIL